sábado, 6 de febrero de 2010

Días difíciles


Son días difíciles hasta para aquellos que más fe tienen en el sistema, son días difíciles hasta para aquellos que jamás han creído en la existencia de un sistema equitativo. Días difíciles para aquellos cuya única preocupación era ahorrar algunas pesetas para llegar a fin de mes, esos días en los cuales cualquier padre pensaba en llevar a sus hijos a los mejores colegios privados, pues cualquier persona tenía fondos para hacerlo. Son días difíciles, ya no porque la mayor preocupación ya no es ahorrar, es comer. Son días difíciles pues no siempre se puede ir de cumbres a dialogar para conseguir una economía sostenible, mientras 4 millones de personas se preguntan que le darán de comer a sus familias los próximos meses.
Son días difíciles, pues la ideología, de derechas, centro o izquierdas ha pasado de moda, hoy la ideología más cotidiana es la de trabaja poco, lucha lo mínimo posible para poder trabajar de ocho a tres de lunes a viernes, y que le den a la política. Yo me sigo preguntando, ¿No importan los muertos?, ¿De qué sirvió la lucha de nuestros abuelos y padres? Siempre he pensado, que la política era la única (quizás no la única, pero si la mejor y más rápida) de las herramientas que el humano posee para obtener el mayor bienestar, pero hoy ese concepto se ha deformado. Parece que si todos los políticos fueran malos, que ninguno fuera por vocación, y lo peor de todo, es que poco a poco me convenzo de que es así. Nos faltan Adolfos Suarez, Felipes González y Carrillos, ¿dónde están los nuevos grandes líderes? Probablemente preparándose una oposición a policía. Abogados, ingenieros, psicólogos, y otros tantos profesionales deciden dedicarse al funcionariado, y no a cualquiera sino al rápido, cuerpo de seguridad del estado, y no tendría nada de malo si no fuese porque la sociedad a la cual permanecen y han pagado la mayor parte de sus estudios estuviese tan mal configurada que esté malgastando los millones en formar personal que jamás ejercerá su misión. Es muy triste que los sueños de los niños de hoy en día sean ser funcionarios, ¿dónde quedan los astronautas?   Lo peor de todo es que acaban siendo personas frustradas, pagandolo con la sociedad que le ha formado….
¿Hacia dónde vamos?